Alejandro

Habíamos crecido juntos.

Tantos años, que aislar un recuerdo sin que se extiendan millones, es casi imposible. Elegir uno de todos esos millones, es casi injusto.

Él se había animado al primer beso mientras yo lo vigilaba recostada en el banco.

Me había impresionado la infinidad de pecas en sus hombros la primera vez que nos vimos desnudos.

Yo le había declarado mi amor tímidamente a través de un mensaje offline. Y en inglés. Y cuando él respondió, por e-mail, salté de alegría durante 30 minutos.

Me hacía reír y su romanticismo era poco común.

Nos gustaba comer mucho. Solíamos ir al cine. Amábamos la música.

Él me convirtió en mamá. Y cuando nos enteramos, me quitó el miedo con una sonrisa.

Sentir que ya no podía seguir a su lado me enloqueció. Decírselo me convirtió en piedra. Alejarnos, en una adicta al amor y a la violencia.

Cuando el duelo terminó, le dije que fue el hombre más importante de mi vida.

Y sí que lo fue.

Afortunada

Por fortuna 

estás hecho de paciencia 

para erosionar mis temores

viejos y desmedidos 

Por fortuna 

la introspección es mi disciplina

para comprender tus fallas

nacidas de la inocencia 

Por fortuna

el azar nos sentó

a pocos metros de distancia 

desde donde vernos a los ojos 

Adónde iremos 

o cuánto tiempo nos acompañaremos 

no importa:

yo ya soy más rica. 

Diecisiete

Dejé de escribir
para escribirle
y dejarlo escribirme
describirse

Descubrirle
Esconderme
Revelarme

Y desencontrarnos
Perderme,
dejar todo
Y volver a mí

Y ahora
de nuevo es domingo

Y mañana,
mañana,
¡Ay! Mañana...